Tras la reciente reunión plenaria del Consejo Nacional de los Comunes, órgano
máximo de dirección política de nuestro partido, integrado, entre otras cosas, por
un número mayoritario de mujeres, reiteramos, de manera pública, nuestro
compromiso con el gobierno del presidente Gustavo Petro. En nuestra opinión,
este representa la voluntad de la mayoría de los colombianos en torno a la
necesidad de cambios profundos en la sociedad colombiana. Somos conscientes
de las complejidades de todo orden por las que atraviesa nuestro país, buena
parte de ellas herencia del pasado turbulento que todos conocemos y al que no
vamos a referirnos ahora. También es cierto que, en el desarrollo de la actual
administración nacional, se han presentado hechos que originan diversas
interpretaciones y, que, por lo mismo, han acalorado el debate político,
agudizando la polarización.
Como constructores de paz, los firmantes del Acuerdo de La Habana, hoy
organizados en Comunes, seguimos con mucha atención los pormenores de la
realidad colombiana, esperanzados siempre en un país ampliamente
democrático, en el que reine la tolerancia política necesaria para convivir entre
las diferentes posturas, y en el que pueda concertarse un gran Acuerdo Nacional
que nos permita avanzar en todos los sentidos.
Escuchamos con atención los planteamientos del presidente Petro y el
excanciller Leyva, en torno a la posibilidad de materializar ese gran Acuerdo
Nacional, basándose en el texto del Acuerdo Final de Paz de 2016, y concluyendo
que de este puede derivarse la convocatoria a una Asamblea Nacional
Constituyente, que permita a su vez implementar de manera integral el propio
Acuerdo y materializar las reformas pendientes que reclama la nación. Aparte de
vivir en un país históricamente ligado a intensos debates jurídicos y legales, en el
que ante cualquier afirmación argumentada surge de inmediato otra que la
rebate con sus propias razones, nos parece prudente anotar que, más que
pretender hallar un artículo mágico con el cual pueda ganarse un pleito, lo que
puede desatar un proceso constituyente es la movilización organizada de la
inmensa mayoría del pueblo colombiano.
Una Asamblea Constituyente sólo puede ser el producto de un clamor
generalizado en los campos y ciudades del país. Estamos con quienes creen que
hay que trabajar arduamente por conseguirlo. Creemos que el actual gobierno
del cambio puede ayudar, si acierta en su desempeño, a avivar un clamor que no
depende de su sola voluntad. Son grandes las expectativas populares y hay que
satisfacerlas para poder avanzar.
Finalmente, nuestro apoyo irrestricto al actual gobierno no excluye nuestro
sentido crítico. De ahí que expresamos nuestra preocupación por las
consecuencias que puedan derivarse de las recientes declaraciones del
presidente, en el sentido de que no se puede cumplir el Acuerdo de Paz de 2016
si no se hace una Asamblea Constituyente. Creemos, por el contrario, que cumplir
ese Acuerdo puede desatar las más hondas transformaciones en Colombia.
CONSEJO POLÍTICO NACIONAL DE COMUNES
Bogotá, 31 de mayo de 2024